¿Qué es el CAE? Concepto Y Claves de la Certificación Energética

17 Jun

La eficiencia energética se ha convertido en un eje estratégico para la Unión Europea, con el objetivo de reducir la demanda energética, mitigar las emisiones de Co2 y limitar los gases de efecto invernadero para mejorar el impacto ambiental. En este contexto, surge una herramienta clave: el Certificado de Ahorro Energético (CAE). Pero, ¿qué es un CAE?

Significado de CAE

El Certificado de Ahorro Energético (CAE) es un documento que acredita una determinada cantidad de energía ahorrada gracias a la implantación de una medida de eficiencia energética en todos los sectores: residencial, terciario e industrial.

Cuando se implementa una mejora que reduce el consumo energético —como cambiar ventanas, renovar sistemas de climatización o aislar una fachada—, se genera un ahorro medible. Ese ahorro puede traducirse en un certificado con valor energético, que puede ser gestionado, monetizado o cedido a un tercero según la normativa vigente. Es decir, el concepto CAE integra un procedimiento de cálculo, un sistema de verificación y un mercado regulado donde ese ahorro puede transmitirse o monetizar.

¿Qué implica el CAE?

Para el sector privado, los Certificados de Ahorro Energético significan nueva liquidez, ya que su venta ayuda a recuperar parte de la inversión destinada a la mejora de eficiencia energética. Para el Estado, es la garantía de que las “letras” de la eficiencia se traducen en acciones palpables, reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Para el ciudadano se traduce en edificios más confortables, menores facturas y mayor valor patrimonial gracias a una mejor etiqueta de eficiencia energética.

Además, vincular el CAE con la certificación energética de viviendas impulsa la rehabilitación profunda. Este vínculo evita confusiones: el certificado energético obligatorio que acompaña a una vivienda en venta o alquiler califica su desempeño; el CAE, en cambio, certifica un ahorro concreto y premia económicamente dicha mejora.

¿Cuáles son los requisitos para el CAE?

Para que una obra o reforma genere Certificados de Ahorro Energético (CAE) en España, lo primero es acertar con la fecha: solo cuentan las actuaciones finalizadas a partir del 26 de enero de 2023. Cualquier mejora anterior, por muy eficiente que resulte, queda fuera del registro. A partir de ahí entran en escena dos grandes categorías. Las medidas “estandarizadas” son las más rápidas de tramitar porque ya están descritas en un catálogo oficial: cambio de iluminación a LED, instalación de aislamiento térmico, sustitución de calderas por aerotermia, puesta a punto del aire acondicionado, y un largo etcétera. Si tu proyecto no encaja en esas fichas, pasa a ser una actuación “singular”; en ese caso hay que justificar el ahorro con un estudio específico.

El expediente solo se abre si, sumando todas las actuaciones que presentes, alcanzas al menos 30 MWh de ahorro anual (Ceuta y Melilla disponen de un umbral ligeramente inferior). ¿No llegas a la cifra mínima con una reforma? Puedes agrupar varias mejoras —por ejemplo, iluminación LED en varios locales y ajustes en la climatización— y así cumples el requisito sin inflar los costes de verificación.

¿Cómo se mide el ahorro? Todo parte de la llamada línea base, que no es más que el consumo real antes de la reforma. Después se compara con el consumo ya optimizado y se aplica la metodología que marca la norma ISO 50015. El resultado es muy fácil de entender: un CAE equivale a un kilovatio-hora que has dejado de gastar cada año. Para darle validez oficial, un verificador acreditado por ENAC revisa las cuentas, visita las instalaciones si hace falta y certifica que el ahorro es real. Sin esa firma, el expediente no pasa el filtro.

Con el informe de verificación en la mano llega el momento de la burocracia digital. Hay que reunir la memoria técnica, las facturas que prueben la inversión, el contrato de cesión de los ahorros (si vas a venderlos) y una declaración responsable. Todos los documentos se firman con firma electrónica y se presentan en la sede electrónica de la comunidad autónoma donde se ubica la obra. Tras la revisión, los CAE se inscriben definitivamente en el Registro Nacional y quedan listos para ser transferidos o vendidos. ¡Pero no te preocupes! En Vivendio disponemos de una plataforma ágil y digital. Tú subes la documentación; nosotros nos ocupamos del resto.

Cada certificado tiene valor mientras dure la vida útil declarada de la medida y dentro del ejercicio en el que la comercializadora obligada necesite justificarlos. En este ecosistema participan dos grandes figuras. Por un lado están los sujetos obligados, básicamente comercializadoras y mayoristas de energía a los que la ley exige acreditar un número de CAE anual. Por otro, los sujetos delegados, empresas capacitadas para asumir esa obligación por contrato; deben demostrar solvencia económica, experiencia técnica y contar con un seguro de responsabilidad civil.

Con estos requisitos claros, cada kilovatio-hora que dejas de consumir se transforma en un activo con valor económico real y, de paso, contribuyes con energía eficiente.

¿Esto tiene algo que ver con el certificado energético de viviendas?

Ni son lo mismo ni cumplen la misma función. El CEE es obligatorio desde 2013 siempre que se vende o alquila un inmueble y actúa como una “foto fija” del edificio tal cual se encuentra: analiza la envolvente, las instalaciones térmicas y la orientación para asignarle una etiqueta de eficiencia que va de la A a la G. Su papel es puramente informativo; dice al comprador o inquilino cuánta energía consumirá la vivienda y sugiere, a modo de recomendación, las mejoras que podrían reducir ese gasto.

El CAE, en cambio, entra en juego más tarde, cuando se decide acometer alguna de esas mejoras. Solo se concede si se demuestra un ahorro real y verificado tras la actuación: cambiar ventanas, aislar la fachada, instalar aerotermia o placas fotovoltaicas, por ejemplo.

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